lunes, 12 de marzo de 2012

WEB Y DISEÑO GRAFICO




Algunos puristas del diseño gráfico, y que nadie se de por aludido, tienen dificultades en adaptarse a los soportes virtuales, como las tuvieron quienes en el tránsito del cine mudo al sonoro, quedaron relegados por entender que aquella “democratización” del séptimo arte desvirtuaba sus esencias. Incomprensiblemente, hoy existen diseñadores gráficos, con una trayectoria encomiable y muy valiosas aportaciones en su oficio, que han decidido permanecer anclados a la era Gutenberg, menospreciando las posibilidades de las nuevas tecnologías, con argumentos tan peregrinos como que nada puede sustituir el valor de la obra impresa o excusas sobre la imposibilidad de controlar el color final, y minusvalorando lo que representa el diseño web.

A ciertos artistas que parecen haber perdido el sentido de su oficio, hay que recordarles que el diseño gráfico, web, industrial, textil, aeronáutico, o cualquier otra forma de diseño, no es ni un arte puro, ni un fin en si mismo. El diseño, en cualquiera de sus modalidades, es el eslabón de una cadena industrial o comercial que no debe pretender la gloria del artista si no buscar la penetración en el mercado y la eficacia del mensaje.
Y desde este punto de vista, entendiendo que el Diseño es lo que debe ser: un Oficio y no sólo un medio para la expresión artística, sorprende que algunos buenos profesionales renuncien al diseño web, demostrando un sorprendente desconocimiento de lo que hoy representa Internet en la promoción y publicidad de cualquier producto o servicio.

El diseñador web, además de tener talento para la imagen y la gráfica, debe conocer y aprovechar las limitaciones y ventajas que ofrece Internet, diseñando páginas visualmente atractivas, pero también sistemas de navegación fáciles y comprensibles, utilizar archivos y fórmulas que garanticen una descarga rápida, facilitar la labor de los buscadores y un largo etcétera. En definitiva, conocer y utilizar bien los recursos de un oficio con un gran presente y futuro. Ya no se concibe una campaña publicitaria que no contemple Internet como un recurso esencial.